martes, 24 de diciembre de 2019

CAPITULO 4




Pedro estaba de muy mal humor. Había hecho el ridículo y sabía que era responsabilidad exclusivamente suya.


Paula lo miró y pensó que era un hombre muy atractivo. En realidad, resultaba impresionante. 


Tenía una mandíbula cuadrada, pómulos altos, boca grande y firme, pelo oscuro, nariz recta y unos ojos verdes preciosos, con grandes pestañas. Casi resultaba demasiado atractivo.


-Llevo un teléfono móvil en un bolsillo -dijo él-. ¿Podrías sacármelo?


Mareado por el golpe, Pedro la había tomado por un chico, pero ella no se había dado cuenta todavía. Paula se había puesto aquella mañana una gran parka amarilla que ocultaba todas sus curvas y como llevaba puesta la capucha, él no había caído en su error. Al ver que lo miraba como si hubiera dicho algo terrible, añadió:
-Te aseguro que soy bastante inofensivo...


Paula estuvo a punto de reír, pero respiró profundamente y se dispuso a sacar el teléfono. 


Sin embargo, la idea la incomodaba y no sabía por qué. En general era una mujer muy cariñosa y tenía que controlarse bastante, sobre todo con los hombres, para que no malinterpretaran su contacto.


-Está en el bolsillo interior.


Muy nerviosa, intentó no prestar atención a su masculino aroma ni al súbito calor que la dominó. Era la primera vez que estaba tan cerca de un hombre desde su relación con Miguel y se sintió muy aliviada cuando sacó el teléfono. 


Estaba roto.


-Has debido de caer sobre él.


-Brillante deducción...


Paula se ruborizó y se dijo que él no era quién para burlarse de ella. A fin de cuentas se había subido a un árbol y se había caído. Solo entonces, se preguntó por qué se habría subido a aquella rama.


-¿Están tus padres por aquí, chico? -preguntó él.




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